viernes, 8 de febrero de 2008

1997


Siguiendo con los recuerdos, algunos me atañen personalmente y quedan para mí. Los más, implican a varios, que disfrutaron, rieron o pensaron con ellos Pero otros son hitos en la historia de Monte VI. Entre ellos, la visita del Prelado del Opus Dei.



Como todos bien saben, San Josemaría veló siempre por transmitirnos fidelísimamente, esa llamada de Dios a los hombres a la santidad en el cumplimiento del deber cotidiano, que recibió el 2 de octubre de 1928. Para los padres, que precisamente han de santificarse como padres, este deber está unido de forma indisoluble a la educación de los hijos. Por ello es tan natural que ya en los primeros años de la década de los 50, animara a algunos matrimonios a sacar adelante iniciativas educativas. Era una exigencia de secularidad, en la medida que era un llamado a ejercer en el ámbito civil, el derecho de los padres a educar a sus hijos según sus convicciones. Y los frutos le han dado largamente la razón. Basta para los que los conocemos, mirar las caras de los niños de la foto y pensar que ha sido de ellos en estos 10 años.



Este rasgo característico de secularidad, hace que los colegios que promueven los amigos y fieles de la Prelatura del Opus Dei, no puedan ser considerados confesionales. Son iniciativas educativas que se enmarcan en el ejercicio del derecho-deber de los ciudadanos comunes y corrientes a educar a sus hijos. Dentro de los criterios habitualmente aceptados de centros de enseñanza de gestión estatal, confesionales (de diferentes credos o iglesias) y de gestión privada, es en estos últimos que se encuentran.



Aquel invierno de 1997, preparamos la visita del Padre con mucha ilusión. Todos participamos. Veíamos con impaciencia esos minutos de su agenda muy apretada, que nos preparábamos a vivir con intensidad. La nota simpática fue una escolta de gauchitos de 6 años, con sus tacuaras, sus bombachas camperas, sus vinchas y sus alpargatas de estreno, que lo esperaban flanqueando la escalera. Para todos ellos tuvo palabras de cariño mientras subía aquellos escalones de ladrillo.



A título de anécdota, decía Santa Teresa que Dios anda entre los pucheros. Tengo para mí que el diablo entre los cables. Porque la grabación que habíamos contratado a unos profesionales de prestigio (?) se estropeó. Se salvaron del desaguisado fotos y videos. Me quedó a fuego en la memoria que el Padre les dijo a los niños que fueran a visitar a Jesús que los esperaba siempre en el Sagrario. Que fueran siempre muy sinceros. Y luego, hizo un comentario por demás oportuno, sobre el deporte. Que el deporte en el colegio era para divertirse, adquirir virtudes y ser muy compañeros. ¡Ojalá lo entendieran todos, niños y padres!



Todo transcurrió con rapidez, le esperaban en otros lados, pero con una gran serenidad. Nos había visitado el Padre. Lo que estábamos haciendo todos en Monte VI era un trabajo profesional cara a Dios. Estoy seguro que la Virgen desde su azulejo del jardín, nos sonrió con ternura.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola,siempre me llamó la atención el Opus Dei pero sinceramente no sabia nada del tema,agradezco poder conocerlo a travez de usted,soy católica pero no participo mucho de mi Iglesia,vendré seguido y me sentiré más cerca,Gracias.Gracias por visitar mi blog,sus blogs todos me han encanatdo,saludos desde Argentina hermano.

j.a.varela dijo...

Gracias por su visita Isol.

j.a.varela