domingo, 28 de octubre de 2007

Alf

Interrumpo la secuencia de artículos que pensaba escribir. Aunque todo se entrelaza. Es que acabo de llegar de un curso de retiro en La Cantera, a una media hora del centro de Montevideo. Y no me resisto. Mis compañeros de silencio, una veintena larga de hombres de mi edad y tres o cuatro jóvenes. Entre ellos, un antiguo alumno del colegio. Lo miro y no lo puedo creer.

Me cuesta mantenerme serio. Es que verlo me hace recordar sus diabluras. Con mayúscula debería ponerlo. Tenía sus defensores. Entre ellos Don Ricardo. Ya lo vimos en una foto hace algunos días. Si lee estas líneas se reirá mucho.


Una vez, junto con otros cuyo nombre tampoco quiero revelar –entre otras cosas porque uno es ahijado de mi mujer- amenazaron al dueño del quiosco de la esquina de Monte VI con prenderle fuego al mismo. Motivo: tenía en exhibición revistas porno. No les faltaba razón a los chicos. Les faltaba prudencia. Les sobraba buen humor y agallas. Todo terminó bien y el quiosquero escondió las revistas.


Hoy está cambiado. Responsable, casado, trabajador del campo, tiene unos ideales fantásticos y lucha por cumplirlos. Moraleja: valió la pena. Felicitaciones a los padres. Ellos también, con la perspectiva de los años, se deben reír.


Me recuerda aquella maestra que encontró que el pintor había usado una de sus angelicales alumnitas para un retablo de una iglesia romana. “Es que no me deja rezar”, decía sonriente, “la miro y me acuerdo de sus trastadas”.


De nuevo, valió la pena. Un colegio que se apoya en los padres y viceversa, juega a ganador.


Disfruten el video-clip. Cualquier coincidencia… es verdad.

PS: Para la intimidad: ¿El dueño de casa se llamaba Willy?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La analogia (C.Willy-Fota, Willy-Alf) es excelente!!
abrazo
nachov

j.a.varela dijo...

Gracias Nacho. Espero que a los involucrados también les parezca simpático el asunto.

j.a.varela