Una de las características relevantes de Monte VI es que es un colegio que ofrece educación diferenciada para sus alumnos. No es la única, ni siquiera la principal. Forma parte de un proyecto educativo armónico y coherente que busca una educación personalizada. En el sentido propio del término, es decir educación de personas.
Hemos visto como a veces se comprende mal esta terminología, confundiéndola con términos como individualizada, exclusiva o similares. Sin embargo la distinción es nítida.
En el entendido entonces, de que el objetivo es la educación de personas, se ve con claridad la validez del instrumento pedagógico de la educación diferenciada por sexos (Ver aquí una selección de documentos de María Calvo Charro) .
Es por lo tanto sumamente importante, la fundamentación desde el punto de vista biológico y psicológico, como se ve en este artículo del Dr. Sax (ver más) . Esta argumentación es sin embargo, complementaria. En efecto, la condición de persona trasciende la mera realidad biológica tangible y susceptible de ser investigada en forma empírica.
A título personal, como padre de familia de hijos e hijas que fueron educados en este contexto, puedo dar testimonio de la efectividad del mismo. El mejor elogio sobre este tema, lo recibí cuando un amigo -con experiencia en el trato con jóvenes- me dijo que viendo la libertad de espíritu, la diversidad de caracteres, gustos y aficiones de nuestros hijos, podía asegurar que mi esposa y yo habíamos sido buenos educadores. Hay que aclarar aquí por lealtad, que la opción por una educación diferenciada , jugó un papel no poco importante en que estos frutos fueran una realidad. Pero además de lo que he vivido personalmente en mi familia, por mi trabajo tantos años de director y por los hijos de mis amigos que comparten iguales criterios, me siento con autoridad para hacer generalizaciones. Es que he visto iguales resultados en muchos jóvenes (ellas y ellos) que son hoy excelentes profesionales, mejores madres y padres, cristianos coherentes, en fin, mejores personas.
Ver también de María Calvo Charro
y además el artículo del Prof. José Luis González-Simancas
No hay comentarios:
Publicar un comentario