jueves, 18 de octubre de 2007

Nísperos


Los nísperos, en el jardín de Millán nunca llegaron al amarillo que ya tienen en esta foto. Es que de verdes se los comían. A pesar de que el jardinero -Focco- los espantaba y amenazaba con su escoba. No hay forma incruenta de impedir que unos diablitos que quieren subir a un árbol lo logren. Igual hacían con las moras y los higos. Lo confiesan sin ningún pudor los autores, ya pasado el peligro del jardinero. Además, desde el punto de vista del que escribe, para unos “niños de apartamento” y también de casa moderna, no es tan fácil conseguir la oportunidad de sentirse un poco mono. Y forma parte importante de las experiencias que hay que vivir. En algún caso “de cuyo nombre prefiero no acordarme”, siempre me pregunté si no sería la demostración -tan buscada por los antropólogos de todos los tiempos- del famoso eslabón perdido. Un buen tema de discusión con mi amigo Jean Marie Meyer , autor junto con Patrice de Plunkett de « Nous sommes des animaux, mais on n´est pas des bêtes » que en una traducción libre sería algo como “Seremos animales pero no brutos”. O para una tertulia con don Mariano Artigas, ya fallecido, autor de “Las fronteras del evolucionismo” y tantos otros. O ya en casa, pero con nivel internacional de campanillas, con Diego, Jorge y Juan Carlos. Nos sale más barato, hablan español y no tenemos que resucitar a nadie. También, a los que les interese el tema, les recomendamos pinchar aquí

1 comentario:

Anónimo dijo...

Miro para atras y me da escalofrios la cantidad de veces que arriesgue una caida libre con quebradura por "ese nispero que esta en la punta de la rama medio podrida, ese!". Y yo no estaba, ni cerca, entre los mas arriesgados.
nachov